viernes, 2 de diciembre de 2016

Corriente y común

Cuando tenía 14, estudié un par de años teatro. La muestra final era una puesta de Antígona, de Leopoldo Marechal. Yo era de las más chicas del grupo y mi papel era el de una “Mariposa de Noche”, una figura medio etérea, medio fantasmagórica, que entraba entre cuadro y cuadro, y decía sus parlamentos.
El programa de la muestra iba impreso y al momento de armarlo nos preguntaron si alguien quería usar un nombre artístico, parece que además de cholulaje, hasta cábalas hay al respecto
García, mi apellido paterno, me resultaba muy común, muy corriente, y elegí cambiarlo. Ni se me ocurrió completarlo con mi apellido materno, Ontiveros. García Ontiveros, que queda bastante bien, hoy creo. Verónica Sweltch creo que me puse, ya ni recuerdo cómo se escribe, apenas cómo suena, y menos dónde pudo haber quedado ese programa, entre diarios íntimos, entradas guardadas y frases de agenda.
A la salida de la obra mi padre me llamó a un costado con el programa en la mano. Estaba notoriamente afectado por el cambio de apellido. Hasta que partió hace unos años, me lo recordó cada vez que pudo, con una tristeza crónica más que enojado. 
Tal vez esa inconciencia adolescente sea hoy una guía. Cómo respetar la identidad, buscar la voz propia en la vastedad de la LIJ, una literatura infantil y juvenil que aún nada contra la corriente de ser entendida como literatura menor para menores. Cómo aspirar a una obra que trascienda. Cómo escribir un cuento de princesas o un poema de dragones, que no sea un García en la lista telefónica. 
García es una perfecta analogía. García puede ser igual que princesa, dragón, superhéroe o dinosaurio; en la infinita producción de libros infantiles y juveniles, que lejos están de ser literatura.
Cómo hacer con lo mismo algo distinto. Algo personal, que proponga una lectura también personal, propia.

Esa es mi búsqueda, y advierto al lector que cada vez que encuentre mi nombre al final de un texto, tapa o índice, no encontrará en él singularidad. Y si el propio nombre no ayuda a lo singular, doble el esfuerzo para que se lo reconozca a uno en su obra.


1 comentario:

  1. Es una linda anécdota, conmovedora, para un cuento, o el principio de una novela. García, o como ser Sweltch sin dejar de ser García.

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