Por los soles por docena
envueltos en lluvias
o sequías infelices.
Por el aire irrespirable
que se impone
compartido.
Por la casa sin techo
del amor arrasado.
Por la desdicha
continua
del jornal de trabajo.
Por la salud bien gozada
que nos obliga testigos.
Nunca
es desgracia el tiempo
Nunca
Desgracia
son las manos
tantas
que apenas levantan
copas.
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